ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







19 de diciembre de 2008

Poema

Carta a papá

Amiga sé que te estás muriendo

Narrador de Historias...

Carta a mi mujer...


Querida A.V.:

He estado leyendo sobre la “utopía”; es un tema olvidado o poco estimado dentro de los filósofos; es sobre el sentido del futuro, algo que estamos perdiendo, hoy en día: la esperanza.
Nuestro filósofo de cabecera, Xavier Zubirí lo llama “irrealidad” puesto sobre lo real siempre estamos planeando algo que no está en el momento presente, por ejemplo: “mañana que te vea te voy a recitar un poema de Neruda”, aún no llega el momento pero ya de antemano me memorice el poema: “el viento en la isla”, estoy seguro que te va a encantar, pero aún no estamos en aquel momento futuro; la “utopía” tiene que ver con esta “irrealidad zubiriana”, está irrealidad que se está forjando, en realidad; a partir de mi escritura hasta el punto de volver a verte.
Mientras investigaba sobre el tema me encontré con un mito peruano, supongo; sólo dice el autor que pertenece a unos “mapuche”, te lo transcribo textualmente:

· “Estaba el Creador y decidió mandar a un ser creado por él y arrojarlo, lo creó y lo arrojó. Este ser se estrelló contra la oscuridad y quedó medio atontado, porque el golpe había sido demasiado fuerte. Entonces, el Creador decidió mandar al espíritu de la mujer para que despertara al ser que había quedado atontado por el golpe. Lo empezó a despertar poco a poco, y por cada miembro que le iba despertando, se iban creando las cosas del universo, así cuando le despertó los brazos, se crearon las montañas, cuando le despertó las piernas, se empezaron a crear los ríos, cuando ya casi al final, le despierta los párpados y los ojos, se crea todo el universo de las estrellas y el firmamento. De ese modo se fue creando el mundo, sin embargo se le olvidó despertarle el corazón; el corazón tuvo que empezar a despertarse solo y de ese tener que despertarse solo, nació el hombre, que en realidad, todavía no despierta bien del todo, por eso, está condenado a pensar, porque no entiende, porque recién está despertando, porque solamente es una criatura en la tierra”.
[1]

Quizás estoy aun atontado, será como dice el mito, apenas me estoy despertando del golpe, pero el corazón de un filósofo se despierta solo, este corazón que piensa solo y no hay nada que le indique que la mujer se encuentre cerca, está cada vez más lejana, a mí me gusta pensarla: “irreal”, me gusta pensar que aún está por encontrarme, que lastima que no hayas sido tú, la que me despierte de este sueño de letras.
Pero te das cuenta de algo, que estoy consciente de que duermo y desde este somnolencia trato de escribirte, te das cuenta que a pesar de todo no esta solo el corazón porque está constantemente pensando en ti: "la despertadora del filósofo"; en realidad, no pierdo la esperanza de amarte, lo que resta de mi vida, por ello, lucho contra las circunstancias que nos separan irremediablemente.

Estoy escribiéndote y estoy a la vez, fraguando mi “utopía”, estoy preparando mis armas contra un mundo que trata de mil maneras de destruir a la esperanza y a sus soñadores, quiere ex
tinguir a cualquier precio a los futuros hidalgos de la mancha; a los futuros caballeros que para pelear contra el enemigo necesitan el amor de una mujer; este amor es el que reclamo a los dioses, este amor tuyo tan lejano, tan irreal, pero mientras estés aquí en este mundo, en esta época, la esperanza es la que me da la fuerza de esperarte.

Tuyo Heródoto.





[1] Rueda de conferencias: “el sentido sobre la utopía”: segunda conferencia “Utopía y Lenguaje” de Raúl Zurita. Estudios Públicos número 35; tomado del internet.

1 de julio de 2008

El Casting


He estado leyéndote en un libro, ayer re-escribí la historia; puse de villano a tu servidor y que está vez fuera de sustancia metafísica porque como sabes el desamor siempre duele y la protagonista se condujera apegada a tus gustos y modales, lo que no me gusto de ella que era muy tú; el héroe de que fuera un tipo nada complicado. La historia resultó un éxito que está a punto de ser rodada en la calle por donde vivo; hoy he visto una gran fila de jóvenes para que les practicaran el "casting" y me he puesto a pensar que esos papeles a nosotros nos corresponde porque nos sale muy natural...

Lectura Urbana


"Aquí no suceden cosas más extraodinarias que las rosas".

Carlos Pellicer.


En la calle cincuenta y seis esquina Industria, florecieron rosas de papel, algunas de lata y otras de vidrio y una que otra de varilla y alambrón.

El día fue reportado como extraviado por un Señor voluminoso, llamado Calendario (al punto del desmayo) los médicos señalaron que le dio una fuerte insolación. Dichas rosas, se treparon por todos los edificios, se enredaron por todos los cables; causando cortes seguidos de energía eléctrica e interfirieron todos los teléfonos. El día lloró como un bebé, marchitando todas las rosas de papel y oxidando a las de varilla, lata y alambrón.

El tráfico se hizo denso a causa de los automovilistas imprudentes que atropellaron a las rosas de vidrio y de lata, averiándoles los neumáticos. La policía, por su parte, ocupó todas las rosas que pudo reclutar (aquellas de varilla y alambrón), para formar una malla protectora para los niños de la primaria que salían a las seis de la tarde. Los jóvenes del barrio, pintaron en una barda rosas y escribieron en ella una leyenda barroca en estilo “graffiti”: LAS ROSAS PERMANECERAN.

Tengo que describir (por pura curiosidad más mía que la del lector), que el comercio informal se gradúo en honores, por que las rosas resultaron ser el primer producto original que nacía en el Barrio de San Juan Bosco, tan es así, que decidieron en forma unánime pagar impuestos por la ganancia obtenida de las rosas.

Al final, el día fue encontrado, jugando a las escondidas con los niños de la primaria, el tráfico volvió a la normalidad, las líneas de los teléfonos restablecidas junto con la energía eléctrica y los policías disfrutan, en este momento, una confortable taza de café en el OXXO, las muchachas se retiran a sus hogares adornadas con rosas entre sus cabellos, los tiángueros anunciaron venta nocturna, por lo tanto, aquí dejo mi narración, ya que en mi abrigo irrumpió un capullito rosado creo que es de papel. Todo esto sucede, -si Usted se encuentra- en la calle cincuenta y seis esquina Industria; el día y la hora, mi estimado Señor, es sólo un pretexto.

26 de junio de 2008

Corazón o Carne (Parte I)


1

He llegado al punto en que todo lo contado se desdibuja y vuelvo otra vez a empezar escribiendo estas líneas, una y mil veces más, también se puede pensar que esta historieta no es la que quise escribir, argumentaré, que sí, esta salió así, fue porque se me impuso, muchas veces uno habla de lo que quiere guardar, lo oculto no es otra cosa de lo que platicamos con los amigos, pero nadie lo nota, pensando en que guardamos algo más. El que se da cuenta de ello, su alma anida un vacío profundo, porque ya ha vertido hacia fuera su secreto, para mí, es ésta historieta, está historieta que inicia con una joven, dicha joven lleva entre sus manos un fragmento de un cómic, tiene al reverso escrito con prisa un nombre y una dirección, esta joven camina en una ciudad, esta localizada posiblemente en la ciudad en que tú estés leyendo estas letras, es más, puede ser la que esté a un lado tuyo, sólo observa bien, que esté llorando y que afuera llueva, como si el cielo fuera de color plomo, de un gris siniestro, es decir, melancólico.
Esta joven tiene nombre de cómic se llama Seyla, es posible, que en el registro civil, esté con el nombre de María Remedios u otro nombre del cuál, se deriva por adicción, un acta de nacimiento, un número de curp, una credencial de votar, un pasaporte y una visa, y porque no, una tarjeta de crédito, nombrase Seyla es negarse a todos estos documentos imprescindibles, sin los cuáles, no se tendría derecho a la educación ni al servicio de salud, y seguramente no se tendría el derecho de un funeral.
Seyla sobrevive en una vecindad, estos espacios privados para la demencia, asfixiantes, insalubres, y por lo mismo, lo único privado son las necesidades fisiológicas de sus inquilinos, de lo demás, es más público que un parque; Seyla está muy lejos de conocer un parque, lo único que tiene a su mano, esta a la vuelta de la vecindad, un callejón en el cuál, se puede conseguir todo tipo de cosas, lo que siempre ha hecho el hombre de ciudad: comprar y vender.
Su edad cubre un poco más de un cuarto de siglo, es delgada, y no es gracias a la cultura del ombligo que pululan en las jóvenes de su edad, que viven del otro lado de la calzada, de tez blanca, con un rostro extremadamente bello; ella es el testimonio de que la belleza se asoma en cualquier tipo de tierra; hasta en el valle se encuentran lirios, como el título de la novela de Balzac. Empezare diciendo que la conocí en una esquina en donde las mujeres venden caricias por dinero, es por demás, irrelevante, en realidad, la conocí en un café, insisto, es para ambos mejor concedernos lo que nunca fue posible. Ella y lo único que no te puede ofrecer son sus labios para besarlos.
-siempre es así-
-únicamente nunca te enamores-
–es simple ¿verdad?-

2

Cómo se sale el hilo para continuar escribiendo, así cómo se nos escapa la vida, como si quisiéramos sostener en nuestras manos un pez, este pez tiene dos salidas que tu mismo puedes ofrecerle, dejarlo ir o retenerlo hasta el punto de asfixiarlo.
Se dice que hablar de sí mismo, es un lugar común, ¿común?, pecata minuta, soy ak08-03-74, menciono mi número de registro de población, ya que ser impersonal es necesario para nuestros tiempos; cuando me preguntó, cómo me llamaba, le extendí en un papel éste numero, vaya sorpresa, cuando me dijo el suyo:
-ok, akceroochocerotressietecuatro-.
- yo soy Seyla-.
Después de salir del motel, caminamos por la avenida:
-Tengo frío-.
Ven déjame abrazarte.
-¡No! Por supuesto que no-.
¿Por qué?
-Sólo pagaste superficie-.
Cierto, llegar golpeando en una mina, nunca a la primera encontraras la veta.
-¿De qué mina hablas? aquí, lo único que hay son calles y sus recovecos-.
La mina que somos tú y yo.
-Nunca hablas directamente, ¿por qué siempre con imágenes que cuestan pensar en ellas?-.
Porque esto quiero ser: un acertijo y quiero que la mujer que me descifre, sea a ella a la que ame.
-Me suena a los cuentos de siempre: “y vivieron felices”, eso nunca sucederá-.
¿Qué me descifren?
-No, que te amen-.
3
El alma es una llama, es el reflejo del fuego, siempre está continuamente ardiendo, continuamente consumiéndose, ahora que te observo dormir en una cama de un motel, en donde lo único familiar, es tu cuerpo desnudo; atrapado en estas sábanas que huelen a cloro, observo... siempre has dicho, que lo de ser testigo, es lo peor que le puede pasar, a un ser humano, porque solamente mira, y no deja de asombrarse, al punto de no poder cerrarlos, y este es mi caso, como quisiera cerrar estas ventanas, modo auténticamente cursi de llamarles así a los ojos, te veo y me pregunto; cuantos más, te han visto, así derrumbada, cuántos y cuántas veces...

-Cada vez que te escucho pronunciar la palabra “cuántos” o “cuántas”, siento que un físico, está tratándome de explicar que mi oficio, es dejar caer el cuerpo “cuánticamente”, sí fuera cierto, le daría más importancia al físico, que a tus preguntas, créeme nunca tengo memoria.
4

Cuántas cosas cuentas cuando dices: palabra, mujer, tiempo, escritura, libro; para franquear todo aquello que no puede escribirse quizás el motivo de está des-escritura sea su propia imposibilidad y tratar que adquiera realidad, sea en sí, el hecho de escribirte una carta tras otra, sin fechas ni dedicatorias, escribir como si desalojaras un veneno que recorre todo el cuerpo: escribir es cubrir la enfermedad con letras. Las letras como hormigas avanzan ordenadas y en otras ocasiones en total desbandada, suben a la hoja que estas leyendo, no te asustes que al terminar su lectura, una a una o todas de un golpe, retornen a su origen.

Leo un libro que al inicio está una cuestión que el protagonista hizo decir al autor: “¿encontraré a la maga?” La encontraré es lo que decido al cerrar el libro. Camino hacia la esquina de siempre, me dirijo resuelto a decirle lo mucho que significa para mí; ella me ve venir, ella conoce mi modo de andar, lo sé, ella está ahí, como siempre dispuesta.
-Te equivocas, para desnudarme ¡amor!, alguien tenía que haberlo hecho antes; antes y en esta palabra esta contenida la distancia que pretendes recorrer, nunca podrás hacerlo, es más, nunca lo intentes, nunca si no traes como las arañas, un hilo que te amarre, a la realidad.
Traigo el hilo: se llama memoria y con el he amarrado mis manos a las tuyas.


18 de junio de 2008

Biográfico


1

La chica clásica, la universitaria de mirada tierna. El uniforme escolar, no le limita su sensualidad, aflora como afloran las flores amarillas, que crecen a la orilla de la carretera. Con su paso de astronauta -un poeta pensaría que el camino no merece el peso de sus pies- mientras asciende el puente peatonal. Las miradas masculinas se arremolinan, en donde la perspectiva les permita, aunque por breve instante, atestiguar que la belleza se puede materializar, en un mundo virtual; observo a los que ansiosamente esperan, a que la chica apresure su paso; también, miro a la que ocasiona el asombro, cuya mirada no tiene un objeto en donde posarla; a la vez me observo lamentándome, no tener el mismo campo visual, de aquellos hombres para participar de tan efímero milagro.
2
La ventana que tengo a la izquierda, que veo mientras trabajo; mientras lavo la loza, mientras escucho la radio a todo volumen, una canción absurda, que indica varias veces: ¡sigan al líder! Sí, seguir al líder, consiste en seguir, el vuelo delicado de una mariposa multicolor, volar azarosamente, en un día gris, en una ciudad, de concreto y cristal que hace lo grisáceo, como un plasma celestial, aquí lo único que puede pasar, es que; en la cocina, el pinche, y hasta el cocinero mismo, se maticen también de un color gris metálico, como el de las ollas y sartenes, grises, lisos y reflejantes, como espejos cóncavos, capaces de reflejar seres amorfos. Despertar de esta pesadilla, olvidar que mis manos se entumen, tanto por el agua fría, como por la cantidad interminable de trastes sucios; éste efecto mariposa, tiene la única finalidad, tan simple como ella, la de distraer a un hombre, en un día gris, dentro de una cocina cuya ventana, tiene una sola perspectiva, la de una ciudad de edificios de cristales monocromáticos que a su vez, reflejan un pálido azul que lucha imponerse al reflejo de la ciudad.
3
Abrir un libro, es abrir una ventana, pero está vez, creo que la ventana, no logro abrirse lo suficiente, sólo noto letras, párrafos y una infinidad de hojas con las mismas características; el libro de es de un tal J.A. y lo dedica a una mujer que lo amo lo suficiente como para olvidarlo. No creo tener la paciencia suficiente de terminarlo. Hago lo posible por leer al menos un par de páginas. Está ocasión parece que la ventana se abrió de un golpe, lo que necesitaba, era el peso de mi mirada y la ligereza de mi incredulidad. Creo, encontrar en las hormigas, un cambio en su instinto natural: son atraídas por las letras y no por las migajas de azúcar y pan. Un cambio de relación biogenética. A partir de ahora lo que los hombres estampen en los libros, ellas las arrancarían, para depositarlo, en el fondo de la tierra. Y, sí otorgo, el beneficio de la duda, no me extrañaría que al momento de abrir el frutos de los árboles, tendrían por fin, sabor a letras.
4
“Se fue y no terminaba de cantar. Que se fue, te juro que traía la nostalgia atragantada, con su voz chillona de rata desmoronaba las paredes. Lo único que faltaba es que recorreria la casa siete veces, pero no creo que suceda; ella nunca lee, ni en defensa propia; todo el día, se la pasa, con un reproductor portátil, cante y cante como si fuera una cigarra, y no es qué tenga problema, con el arte, pero, ¿de qué arte se trata? Sería como decir: sobre el arte se encuentra el sufrimiento; esto para unos sería un escándalo, para a mí, es una verdad irrefutable”. Esta nota la descubrí al tercer día, en que María se fue de casa. En realidad, no es que extrañará el sufrimiento de su arte; a veces quiero, escuchar esa canción, la que repetía incansablemente, y también memorizarla, así como ella, con mi voz de ratita, cantar alrededor de la casa y a todas horas: se fue.

12 de junio de 2008

Carta a Woody Allen


"No hay duda de que existe un mundo invisible. El problema es: ¿queda muy lejos del centro? ¿Y hasta qué hora está abierto?
Fragmento de "Una proximación a los fenómenos psíquicos".
Woody Allen.
Estimado Woody Allen:


Leí en uno de sus cuentos, que no tiene duda del que mundo invisible existe pero que la cuestión era saber :"¿qué tan lejos está del centro de la ciudad? ¿y hasta qué hora permanece abierto?".
Le reporto lo siguiente: se encuentra a 35 minutos a partir desde donde Usted se encuentre; sólo que tendrá que llamar a las avenidas como se las nombro en este escrito: siguiendo la avenida Hidalgo; continuar en línea recta a pesar que la calle cambie de nombre y sea "República", hasta que cruce la 54, entonces pida su parada; baje y va observar de frente una casa amarilla, de dos plantas, pregunte por A.V.; saldrá alguien que para despistarlo le preguntará ¿a quién busca? Indique simplemente que viene a visitar a lo inimaginable, con esto hará que salga "la eterna historia", lo inexistente se encuentra ahí, en un rostro, lo invisible está reflejado en la mirada de ella, tiene que ser observador, la invisibilidad se presenta bajo un cuerpo, una vez que se asegure de lo que le narro, lo único que Usted debe hacer es negociar cuanto tiempo dispondrá para regresarla a casa, si es insistente estará con Usted hasta las 12:00 p.m. Así, sí está leyendo esta nota, salga temprano, el viaje es; como todos los viajes que van al mundo invisible... fugaces.

9 de junio de 2008

Posdata


Es riesgoso renunciar a la magia de un sueño;


al poema que yace en la punta de un lápiz;


al cuento que nunca terminará de escribirse:


es preciso enfrentar el reto de la pregunta


y la ansiedad de la espera...

La Carta que no te envie...




Querida A.V.:

Admirado estoy que los caminos en que nos coloca el destino son de los modos más raros y extraños. Me viene a la mente el libro que estoy leyendo y que espero regalártelo se llama FOE del escritor sudafricano J.M. COETZEE, es una re-escritura de un cuento juvenil no sé si lo conozcas es ROBINSON CRUSOE DE DANIEL DEFOE, la historia del hombre perdido en una isla. Coetzee retoma esta historia sólo que es una heroína, una mujer que sufre un naufragio y que llega a la isla de Cruso, así, que son dos náufragos nada más que Cruso no quiere que lo salven. "Suponga -le dije- que un día nos rescatan. ¿No lamentará no llevar con usted al regreso algún tipo de diario de estos años de naufragio para que todo cuanto ha pasado no muera en el olvido?...-Nada está olvidado -replicó. Y añadió-: Nada de lo que he olvidado merece recordarse". Pero en su lectura encuentras a un Cruso con otra perspectiva distinta él realiza un trabajo sin sentido preparando un terreno para sembrar pero él no tiene semilla espera que otro que llegue las traiga consigo; para la heroína de Coetzee este tipo de trabajo es absurdo pero él contesta de un modo admirable: "no todo aquel que lleva la marca del naufragio se siente náufrago en el fondo de su corazón".

Yo creo que todos llevamos la MARCA DEL NAUFRAGIO, a veces nos vemos sumergidos en el mar de la vida que dudamos a dónde nos conducirá esto o aquello; las circunstancias son tan cambiantes que nos sentimos náufragos pero el mar que es el principio del naufragio también representa LA SALVACIÓN de que aparezca la presencia de alguien que nos acompañe en nuestro naufragio. También se encuentra la otra lectura de la novela la de los hombres o mujeres ISLAS, aquellas personas que no quieren que los salven, de los que viven aislados y hoscos. Claro la soledad es algo que se degusta irremediablemente pero es una soledad acompañada "no todo aquel que lleva la marca del naufragio (SOLEDAD) se siente naufrago (SOLO) en el fondo de su corazón". Creo que te escribo esto porque no creo tener la fortaleza de decírtelo de frente, los sentimientos son los mismos pero a veces no encuentran un vehículo adecuado de expresión, a estas alturas en que leas este mensaje posiblemente me encuentre lejos de ti, mi mensaje es una botella de S.O.S espero no haber tardado en enviártela.

sinceramente: Heródoto....

6 de junio de 2008

Entre Descartes y ella...


Ella cuenta las estrellas y yo a las horas;

ella sabe de matemáticas

y yo desconozco la poesía;

ella duerme con la certeza

yo tengo de almohada a la duda;

siempre seré el reloj


ya que ella siempre ha sido la arena...

5 de junio de 2008

Una historia para narrar...



He tenido un amigo que se canso de ser hombre, se apoyo en un árbol y desapareció; nadie me cree la historia, también he dudado de ella, hasta que desapareció el árbol...

19 de mayo de 2008

A.V.


La belleza se encarnó en un par de ojos pardos, en un rostro salpicado de luz, de alguien que tiene un nombre de batalla ganada, ella y quisiera transcribirla, para que el tiempo permaneciera y las despedidas no fueran a través de un simple adiós, que la mirada recorriera kilómetros; realizar la magia del escritor con sólo escribir su nombre, ella estaría aquí conmigo. Y después de buscarla quinientos millones de años, ella llegó a mí; ella que ahora es mi palabra, y con gusto le escribiría una carta iniciando: "amor mío...hoy fui por ti el trueno, la lluvia, el relámpago, la tormenta...

28 de abril de 2008

Recordando lecturas...


Un famoso epigrama de Calimaco, el XXIII, nos recuerda la seducción persuasiva del diálogo para un lector apasionado como Cleómbroto de Ambracia:


"Diciendo "Sol, adios", Cleómbroto de Ambrocia
se precipitó desde lo alto de un muro al Hades.
Ningún mal había visto merecedor de muerte,
más había leído un tratado, uno sólo, de Platón: Sobre el alma (el Fedón)".


En el Fedón se lee lo siguiente en el número 68: "-En Realidad, Simias, los filósofos verdaderos se ejercitan para morir, y la muerte no los espanta en manera alguna (...)".

Para la Guardiana

23 de abril de 2008

De la otra palabra...


De la otra palabra guardo una imagen que sembré en el jardín de mi mujer, esta palabra creció como nos crece la barba, se tendió tanto hacia la ciudad en donde vives que dibujó calles y en sus esquinas los amantes furtivos escucharón deletrear a la soledad, dicen que se fue envuelta con el viento como se envuelven los pistilos que guardan las violetas, llegó tan lejos que se internó demasiado a dentro de sí misma, que se volvió laberinto para los escritores, botellas para los naúfragos, moneda para los desahuciados, eco para los mudos, y relato como pre-texto para el que lo lea.

Si fuera ella...







(...) (Hasta aquí ahora, transcurridos quinientos millones de años, miro a mi alrededor y veo sobre el escollo el terraplén del ferrocarril y el tren que pasa encima con una comitiva de muchachas holandesas asomadas a la ventanilla y en el último compartimiento un viajero solo que lee Heródoto en una edición bilingüe y desaparece en el túnel sobre el cual corre la carretera para camiones con el gran cartel "Vuele por Egypt air" que representa las pirámides, y un triciclo de heladero trata de pasar a un camión cargado de ejemplares de la entrega "Rh-Stijl" de una enciclopedia en fascículos, pero frena y vuelve a la cola, porque la visibilidad está obstruida por una nube de abejas que cruza la calzada procedente de una fila de colmenas situadas en un campo del que seguramente se retira una abeja reina llevándose detrás todo un enjambre en sentido contrario al del humo del tren que vuelve a aparecer en la punta del túnel, de modo que no se ve nada debido a ese estrato nebuloso de abejas y humo de carbón como no sea unos metros más arriba un campesino que rompe la tierra a golpes de zapa y sin darse cuenta saca a la luz y vuelve a enterrar un fragmento de zapa neolítica semejante a la suya, en un huerto que rodea un observatorio astronómico con sus telescopios apuntando al cielo y en cuyo umbral está sentada la hija del guardián leyendo el horóscopo en un semanario que tiene en la cubierta la cara de la protagonista del film Cleopatra, veo todo esto y no siento ninguna maravilla porque hacer la concha implicaba también hacer la miel en el panal de cera y el carbón y los telescopios y el reino de Cleopatra y los films sobre Cleopatra y la pirámides y el diseño de zodíaco de los astrólogos caldeos y las guerras y los imperios de que habla Heródoto y las palabras escritas por Heródoto y las obras escritas en todas las lenguas incluso las de Spinoza en holandés y el resumen en catorce líneas de la vida y las obras de Spinoza en el fascículo "Rh-Stijl" de la enciclopedia en el camión que el triciclo del heladero ha dejado atrás, y así al hacer la concha me parece también que hice el resto. Miro a mi alrededor ¿Y A QUIÉN BUSCO? Siempre a ella, la busco enamorado desde HACE QUINIENTOS MILLONES DE AÑOS y veo en la playa a una bañista holandesa a la que un bañero con cadenita de oro muestra el enjambre de abejas en el cielo para asustarla, y la reconozco, es ella, la reconozco por su modo inconfundible de alzar el hombro hasta tocarse casi una mejilla, estoy casi seguro, y hasta diría absolutamente seguro si no fuera por cierta semejanza que encuentro también en la hija del guardián del observatorio astronómico, y en la fotografía de la actriz caracterizada de Cleopatra, o tal vez Cleopatra tal como realmente era, por lo que de la verdadera Cleopatra sigue presente en cada representación de Cleopatra, o en la reina de las abejas que vuela a la cabeza del enjambre por el impulso inflexible con que avanza, o en la mujer de papel recortado y pegado en el parabrisas de plástico del triciclo de los helados, con un bañador igual al de la bañista en la playa que ahora escucha por una radio de transistores una voz de mujer que canta, la misma voz que escucha por su radio el camionero de la enciclopedia, y también la misma que ahora estoy seguro de haber escuchado durante quinientos millones de años, sin duda es ella la que escucho cantar y cuya imagen busco y no veo más que gaviotas planeando sobre la superficie del mar donde aflora el centelleo de un cardumen de anchoas y por un momento estoy convencido de reconocerla en una gaviota hembra y un momento después dudo de que no sea en cambio una anchoa, pero podría ser igualmente una reina cualquiera o una esclava nombrada por Heródoto o solamente aludida en las páginas del volumen que ha dejado para señalar su asiento el lector que ha salido al pasillo para entablar conversación con las turistas holandesas, o cualquiera de los turistas holandesas, o cualquiera de las turistas holandesas, de cada una de ellas puedo decirme ENAMORADO y al mismo tiempo seguro de estar SIEMPRE ENAMORADO SÓLO DE ELLA. Y cuanto más enloquezco de amor por cada una de ellas, menos me decido a decirles: "¡SOY YO!", temiendo equivocarme y más aún, temiendo QUE SEA ELLA quien se equivoque, me tome por otro, por alguien que a juzgar por lo que ella sabe de mí podría ser también confundido conmigo, por ejemplo, el bañero de la cadenita de oro, o el director del observatorio astronómico, o una gaviota, o una anchoa macho, o el lector de Heródoto, o Heródoto en persona, o el heladero ciclista que ha bajado a la playa por un sendero polvoriento entre chumberas y está rodeado por las turistas holandesas en bañador, o Spinoza, o el camionero que lleva en su cargamento la vida y las obras de Spinoza resumidas y repetidas dos mil veces, o uno de los zánganos que agonizan en el fondo de la colmena después de haber cumplido su acto de continuación de la especie). (...)




Fragmento tomado de: LAS COSMICÓMICAS. Autor Italo Calvino Editorial Minotauro, págs. 181-183. Barcelona Junio 2002.

Lo inevitable




Esta calle debió conducirme hacia la estación del tren pero ésta vez se encapricho y me llevo a su lado. Y ella es una persona que trae tatuadas todas las calles de esta ciudad; no hay esquina que no le recuerde una historia, un rostro, una palabra, una voz… a veces la veo sonreír y en otras una mueca seca se estampa en su rostro y una lágrima se resbala perezosamente entre su mejilla. Entonces guardo silencio y envuelvo la guía rojí y seguimos como peripatéticos hasta que el sol cubre lentamente la desnudez de la noche. Y al concluir nuestra jornada de simpatía no entramos en más preámbulos ni nos son necesarios los números telefónicos ni las direcciones virtuales, ya que creo fehacientemente lo que ella me susurró al oído: Cuando en tu nombre se doblan las calles lo inevitable es el encuentro.

21 de abril de 2008

La pregunta...



¿Por qué escogí el mote de Heródoto? Porque se le adjudica según Cicerón ser el padre de la Historia o Porque es el autor privilegiado del personaje del PACIENTE INGLÉS y no terminaría de preguntarme y quizás la única respuesta válida sería está: la verdadera historia pasa a través de lo único que dá sentido al cósmos: LA MUJER, y como complementaría Kazantzakis: "La mujer es una eterna historia". Es una historia que continuamente hay que estar narrando...

Helena con "H"...


Escribo tu nombre y lo recorro con las puntas de los dedos, letra por letra; levemente, como hace una hormiga: memorizo el rastro que deja al pronunciarlo y es tan fuerte la empresa, aunque exista una tormenta, nunca podrá borrar la huella y tan cierto es que será otra hormiga que recorra el sendero, no por ello, podrá perderse...

18 de abril de 2008

Manual para control de plagas


"Cómo detener la aparición de las hormigas"

José Carlos Beccerra.

Eran tantas las hormigas y asombrado estaba que no abordarán ni la taza de café ni los residuos de las galletas que antenoche olvide sobre el escritorio; a mi parecer todo ello les era indiferente: ¡lo único que se llevaban eran tus letras! Sólo dejarón un pálido papel azul, un garabato que intuyo es tu firma y del sobre la fecha del matasello del correo...

De la enfermedad llamada entreletradorosis...




La cigüeña intuye el anonadamiento de las calorías que disipa corriendo hacia la amplitud disimulada, favoreciendo el superávit de la señora vendedora de sueños incompletamente inmensos, mientras el encarrilamiento del tren de tus prisas descentraliza la terminal en la que te espero mientras realizo las mil quinientos dos veces intentando dibujar tu rostro con el humo del cigarro, pero lo único que logro es consumir mi desesperado reloj en el filtro del cigarro que arrojo por la alcantarilla que aspira mientras agudiza su oído para escuchar tu taconeo por la avenida revolución. Tangodizando tu vestido entallado quisiera que mi brazo sea enredadera sumergible en el espacio de tu cintura en la cuál gira mi mirada y mis días. Bebiendo alcohol disipo los insomnios y las noches en las cuales no estabas conmigo; aletargamiento dividido en los ecos de las calles, alguien anaranja tu sonrisa, posibilitando la ingravidez de tus deseos. Enletrenamiento es este acto absurdo "per se", de escribirte a ti que nunca lees mis cartas pitagóricas que solamente hablan de tu ausencia macro cósmica.




Diario sin fecha





Todo diario se puede dividir en dos partes. La primera, nace de una manía, la segunda de un cúmulo de ellas. Hoy, estoy inmerso en la segunda. Por la mañana, fijé la memoria con el zumo de una toronja. Cuando la exprimes con las manos, la cáscara te deja en ellas, una linea púrpura, como un tatuaje. Puedes tomar una hoja blanca e imprimir -como lo hizo Gutemberg- su primera hoja. Así lo he hecho. Al primer golpe de vista observé una cartografía, de líneas bien marcadas, como las avenidas de una ciudad sumergida en el mar de un profundo sueño.

Ahora esta palabra...


"Ahora esta palabra con su resorte de niebla"José Carlos Becerra.

"Ahora" que voy rumbo a ningún lugar, por el simple gusto de viajar, "ahora" que en realidad la distancia si cuenta entre nosotros, "ahora" que el recuerdo es un simple ejercicio de la memoria, es más que un ejercicio, es un trabajo lúdico; "ahora" y quiero abrirle las entrañas a esta palabra y saber si conserva el tiempo o le sucede como a nosotros que nos consume y este memorar también tiene su propio modo de viajar; "AHORA" veo el amanecer caer en una calle de Campeche; después te presentas tú, con manchas de pintura en las manos, "AHORA" me veo de repente de niño, llevando un kilo de tortillas en las manos, me veo correr, parece que se me hace tarde para llevarle el mandado a mamá y no sé cómo explicarle mi tardanza, creo que le diré: ¡me hice eterno! Es más me hubiera gustado que escuchara como suena en mis labios la palabra "eternidad"; "AHORA", la carta que me enviaste, aún no la he leído, me dices mientras enciendes un cigarrillo y entre el humo que exhalas contemplo como tu rostro se pierde, por el simple hecho que es desde la memoria en donde te observo ; "AHORA" y nada es lineal, ni el tiempo, ni la Historia, ni nosotros...

De-escribirte



"Las mujeres siempre tienen la forma del sueño que las contiene".

Juan José Arreola.

Describirte es un arte que aporta riesgos; es también, una continua tarea de observación. Al caminar parece que prácticas la levitación, tu naturaleza femenina es un baluarte metafísico: tu argumento es el de las palomas aunque tu icono es la serpiente. Con este antecedente superas mi campo visual y es necesario recorrerte con las manos. Tu piel asemeja la textura de los duraznos, tus orejas la típica muestra que las hadas existen, tu nariz se parece a la tercera letra del alfabeto griego en minúscula, de tus labios me reservo el comentario de que están para ser besados. Sólo hace falta escuchar tu nombre, como se escucha el mar en las escolleras, rumiarlo constantemente y olerlo como pan fresco puesto sobre la mesa. En fin, siempre falta una palabra, un rasgo que no puede definirse, como ese silencio que tu mirada contiene...

La monotonía de las horas


Justo en el momento en que cruzaba el umbral de la puerta se iluminó el cielo, no sé si fue por la luz fugaz de las estrellas o por las incesantes velitas que transportan azarosamente las libélulas. Fue en ese momento en que escuche todo: desde el andar apresuroso de las hormigas, la risa contagiable de los niños, el silencio de los mares, el gemido de las calles por encontrarse desiertas a estas horas de la noche; el destapar de las cervezas de algún bar no muy lejano de aquí, el brindis de las copas, el rozar de las faldas de las damas cuando las levanta intencionalmente el viento (lo más seguro es que fue mi mirada), llegando hasta el abrupto encendido de un cigarrillo… y después compañero vuelve lo que siempre detesto: la monotonía de las horas. ..

17 de abril de 2008

Pre texto para escribir una carta

Te escribo desde mis imprecisiones (no puedo decir personal, puesto que no hay nada personal en la escritura); es más claro, no ser lo. Por ello, me regodeo desde ésta otra parte del papel (para no repetir escritura), no debes esperar nada nuevo, de alguien que se define desde las imprecisiones pero es más que esto, quisiera llegar a decirte cosas desde la nada que me habita, y sólo entonces podré asegurarme que te he escrito una carta, está es mejor darla por perdida, le otorgamos la etiqueta: "no se publique por favor", no le des gran importancia; yo prefiero cerrar los ojos y seguir tecleando letras sin ningún fin que llenar este espacio, pero vaya tarea más absurda me han indicado que este espacio es infinito; sí es así, y la comparamos con nuestras existencias que tratamos de llenar de cosas (para no decir de letras o libros) nunca esperemos verla satisfecha, sin otro referente que la despedida y esperando no perder el hábito y gusto por curiosear, lo que comúnmente llaman por perder el tiempo (vaya expresión se pierde lo que se tiene yo nunca he tenido el tiempo de mi lado, ni en el bolsillo, ni en ninguna otra parte de mi cuerpo)...