ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







26 de junio de 2008

Corazón o Carne (Parte I)


1

He llegado al punto en que todo lo contado se desdibuja y vuelvo otra vez a empezar escribiendo estas líneas, una y mil veces más, también se puede pensar que esta historieta no es la que quise escribir, argumentaré, que sí, esta salió así, fue porque se me impuso, muchas veces uno habla de lo que quiere guardar, lo oculto no es otra cosa de lo que platicamos con los amigos, pero nadie lo nota, pensando en que guardamos algo más. El que se da cuenta de ello, su alma anida un vacío profundo, porque ya ha vertido hacia fuera su secreto, para mí, es ésta historieta, está historieta que inicia con una joven, dicha joven lleva entre sus manos un fragmento de un cómic, tiene al reverso escrito con prisa un nombre y una dirección, esta joven camina en una ciudad, esta localizada posiblemente en la ciudad en que tú estés leyendo estas letras, es más, puede ser la que esté a un lado tuyo, sólo observa bien, que esté llorando y que afuera llueva, como si el cielo fuera de color plomo, de un gris siniestro, es decir, melancólico.
Esta joven tiene nombre de cómic se llama Seyla, es posible, que en el registro civil, esté con el nombre de María Remedios u otro nombre del cuál, se deriva por adicción, un acta de nacimiento, un número de curp, una credencial de votar, un pasaporte y una visa, y porque no, una tarjeta de crédito, nombrase Seyla es negarse a todos estos documentos imprescindibles, sin los cuáles, no se tendría derecho a la educación ni al servicio de salud, y seguramente no se tendría el derecho de un funeral.
Seyla sobrevive en una vecindad, estos espacios privados para la demencia, asfixiantes, insalubres, y por lo mismo, lo único privado son las necesidades fisiológicas de sus inquilinos, de lo demás, es más público que un parque; Seyla está muy lejos de conocer un parque, lo único que tiene a su mano, esta a la vuelta de la vecindad, un callejón en el cuál, se puede conseguir todo tipo de cosas, lo que siempre ha hecho el hombre de ciudad: comprar y vender.
Su edad cubre un poco más de un cuarto de siglo, es delgada, y no es gracias a la cultura del ombligo que pululan en las jóvenes de su edad, que viven del otro lado de la calzada, de tez blanca, con un rostro extremadamente bello; ella es el testimonio de que la belleza se asoma en cualquier tipo de tierra; hasta en el valle se encuentran lirios, como el título de la novela de Balzac. Empezare diciendo que la conocí en una esquina en donde las mujeres venden caricias por dinero, es por demás, irrelevante, en realidad, la conocí en un café, insisto, es para ambos mejor concedernos lo que nunca fue posible. Ella y lo único que no te puede ofrecer son sus labios para besarlos.
-siempre es así-
-únicamente nunca te enamores-
–es simple ¿verdad?-

2

Cómo se sale el hilo para continuar escribiendo, así cómo se nos escapa la vida, como si quisiéramos sostener en nuestras manos un pez, este pez tiene dos salidas que tu mismo puedes ofrecerle, dejarlo ir o retenerlo hasta el punto de asfixiarlo.
Se dice que hablar de sí mismo, es un lugar común, ¿común?, pecata minuta, soy ak08-03-74, menciono mi número de registro de población, ya que ser impersonal es necesario para nuestros tiempos; cuando me preguntó, cómo me llamaba, le extendí en un papel éste numero, vaya sorpresa, cuando me dijo el suyo:
-ok, akceroochocerotressietecuatro-.
- yo soy Seyla-.
Después de salir del motel, caminamos por la avenida:
-Tengo frío-.
Ven déjame abrazarte.
-¡No! Por supuesto que no-.
¿Por qué?
-Sólo pagaste superficie-.
Cierto, llegar golpeando en una mina, nunca a la primera encontraras la veta.
-¿De qué mina hablas? aquí, lo único que hay son calles y sus recovecos-.
La mina que somos tú y yo.
-Nunca hablas directamente, ¿por qué siempre con imágenes que cuestan pensar en ellas?-.
Porque esto quiero ser: un acertijo y quiero que la mujer que me descifre, sea a ella a la que ame.
-Me suena a los cuentos de siempre: “y vivieron felices”, eso nunca sucederá-.
¿Qué me descifren?
-No, que te amen-.
3
El alma es una llama, es el reflejo del fuego, siempre está continuamente ardiendo, continuamente consumiéndose, ahora que te observo dormir en una cama de un motel, en donde lo único familiar, es tu cuerpo desnudo; atrapado en estas sábanas que huelen a cloro, observo... siempre has dicho, que lo de ser testigo, es lo peor que le puede pasar, a un ser humano, porque solamente mira, y no deja de asombrarse, al punto de no poder cerrarlos, y este es mi caso, como quisiera cerrar estas ventanas, modo auténticamente cursi de llamarles así a los ojos, te veo y me pregunto; cuantos más, te han visto, así derrumbada, cuántos y cuántas veces...

-Cada vez que te escucho pronunciar la palabra “cuántos” o “cuántas”, siento que un físico, está tratándome de explicar que mi oficio, es dejar caer el cuerpo “cuánticamente”, sí fuera cierto, le daría más importancia al físico, que a tus preguntas, créeme nunca tengo memoria.
4

Cuántas cosas cuentas cuando dices: palabra, mujer, tiempo, escritura, libro; para franquear todo aquello que no puede escribirse quizás el motivo de está des-escritura sea su propia imposibilidad y tratar que adquiera realidad, sea en sí, el hecho de escribirte una carta tras otra, sin fechas ni dedicatorias, escribir como si desalojaras un veneno que recorre todo el cuerpo: escribir es cubrir la enfermedad con letras. Las letras como hormigas avanzan ordenadas y en otras ocasiones en total desbandada, suben a la hoja que estas leyendo, no te asustes que al terminar su lectura, una a una o todas de un golpe, retornen a su origen.

Leo un libro que al inicio está una cuestión que el protagonista hizo decir al autor: “¿encontraré a la maga?” La encontraré es lo que decido al cerrar el libro. Camino hacia la esquina de siempre, me dirijo resuelto a decirle lo mucho que significa para mí; ella me ve venir, ella conoce mi modo de andar, lo sé, ella está ahí, como siempre dispuesta.
-Te equivocas, para desnudarme ¡amor!, alguien tenía que haberlo hecho antes; antes y en esta palabra esta contenida la distancia que pretendes recorrer, nunca podrás hacerlo, es más, nunca lo intentes, nunca si no traes como las arañas, un hilo que te amarre, a la realidad.
Traigo el hilo: se llama memoria y con el he amarrado mis manos a las tuyas.


18 de junio de 2008

Biográfico


1

La chica clásica, la universitaria de mirada tierna. El uniforme escolar, no le limita su sensualidad, aflora como afloran las flores amarillas, que crecen a la orilla de la carretera. Con su paso de astronauta -un poeta pensaría que el camino no merece el peso de sus pies- mientras asciende el puente peatonal. Las miradas masculinas se arremolinan, en donde la perspectiva les permita, aunque por breve instante, atestiguar que la belleza se puede materializar, en un mundo virtual; observo a los que ansiosamente esperan, a que la chica apresure su paso; también, miro a la que ocasiona el asombro, cuya mirada no tiene un objeto en donde posarla; a la vez me observo lamentándome, no tener el mismo campo visual, de aquellos hombres para participar de tan efímero milagro.
2
La ventana que tengo a la izquierda, que veo mientras trabajo; mientras lavo la loza, mientras escucho la radio a todo volumen, una canción absurda, que indica varias veces: ¡sigan al líder! Sí, seguir al líder, consiste en seguir, el vuelo delicado de una mariposa multicolor, volar azarosamente, en un día gris, en una ciudad, de concreto y cristal que hace lo grisáceo, como un plasma celestial, aquí lo único que puede pasar, es que; en la cocina, el pinche, y hasta el cocinero mismo, se maticen también de un color gris metálico, como el de las ollas y sartenes, grises, lisos y reflejantes, como espejos cóncavos, capaces de reflejar seres amorfos. Despertar de esta pesadilla, olvidar que mis manos se entumen, tanto por el agua fría, como por la cantidad interminable de trastes sucios; éste efecto mariposa, tiene la única finalidad, tan simple como ella, la de distraer a un hombre, en un día gris, dentro de una cocina cuya ventana, tiene una sola perspectiva, la de una ciudad de edificios de cristales monocromáticos que a su vez, reflejan un pálido azul que lucha imponerse al reflejo de la ciudad.
3
Abrir un libro, es abrir una ventana, pero está vez, creo que la ventana, no logro abrirse lo suficiente, sólo noto letras, párrafos y una infinidad de hojas con las mismas características; el libro de es de un tal J.A. y lo dedica a una mujer que lo amo lo suficiente como para olvidarlo. No creo tener la paciencia suficiente de terminarlo. Hago lo posible por leer al menos un par de páginas. Está ocasión parece que la ventana se abrió de un golpe, lo que necesitaba, era el peso de mi mirada y la ligereza de mi incredulidad. Creo, encontrar en las hormigas, un cambio en su instinto natural: son atraídas por las letras y no por las migajas de azúcar y pan. Un cambio de relación biogenética. A partir de ahora lo que los hombres estampen en los libros, ellas las arrancarían, para depositarlo, en el fondo de la tierra. Y, sí otorgo, el beneficio de la duda, no me extrañaría que al momento de abrir el frutos de los árboles, tendrían por fin, sabor a letras.
4
“Se fue y no terminaba de cantar. Que se fue, te juro que traía la nostalgia atragantada, con su voz chillona de rata desmoronaba las paredes. Lo único que faltaba es que recorreria la casa siete veces, pero no creo que suceda; ella nunca lee, ni en defensa propia; todo el día, se la pasa, con un reproductor portátil, cante y cante como si fuera una cigarra, y no es qué tenga problema, con el arte, pero, ¿de qué arte se trata? Sería como decir: sobre el arte se encuentra el sufrimiento; esto para unos sería un escándalo, para a mí, es una verdad irrefutable”. Esta nota la descubrí al tercer día, en que María se fue de casa. En realidad, no es que extrañará el sufrimiento de su arte; a veces quiero, escuchar esa canción, la que repetía incansablemente, y también memorizarla, así como ella, con mi voz de ratita, cantar alrededor de la casa y a todas horas: se fue.

12 de junio de 2008

Carta a Woody Allen


"No hay duda de que existe un mundo invisible. El problema es: ¿queda muy lejos del centro? ¿Y hasta qué hora está abierto?
Fragmento de "Una proximación a los fenómenos psíquicos".
Woody Allen.
Estimado Woody Allen:


Leí en uno de sus cuentos, que no tiene duda del que mundo invisible existe pero que la cuestión era saber :"¿qué tan lejos está del centro de la ciudad? ¿y hasta qué hora permanece abierto?".
Le reporto lo siguiente: se encuentra a 35 minutos a partir desde donde Usted se encuentre; sólo que tendrá que llamar a las avenidas como se las nombro en este escrito: siguiendo la avenida Hidalgo; continuar en línea recta a pesar que la calle cambie de nombre y sea "República", hasta que cruce la 54, entonces pida su parada; baje y va observar de frente una casa amarilla, de dos plantas, pregunte por A.V.; saldrá alguien que para despistarlo le preguntará ¿a quién busca? Indique simplemente que viene a visitar a lo inimaginable, con esto hará que salga "la eterna historia", lo inexistente se encuentra ahí, en un rostro, lo invisible está reflejado en la mirada de ella, tiene que ser observador, la invisibilidad se presenta bajo un cuerpo, una vez que se asegure de lo que le narro, lo único que Usted debe hacer es negociar cuanto tiempo dispondrá para regresarla a casa, si es insistente estará con Usted hasta las 12:00 p.m. Así, sí está leyendo esta nota, salga temprano, el viaje es; como todos los viajes que van al mundo invisible... fugaces.

9 de junio de 2008

Posdata


Es riesgoso renunciar a la magia de un sueño;


al poema que yace en la punta de un lápiz;


al cuento que nunca terminará de escribirse:


es preciso enfrentar el reto de la pregunta


y la ansiedad de la espera...

La Carta que no te envie...




Querida A.V.:

Admirado estoy que los caminos en que nos coloca el destino son de los modos más raros y extraños. Me viene a la mente el libro que estoy leyendo y que espero regalártelo se llama FOE del escritor sudafricano J.M. COETZEE, es una re-escritura de un cuento juvenil no sé si lo conozcas es ROBINSON CRUSOE DE DANIEL DEFOE, la historia del hombre perdido en una isla. Coetzee retoma esta historia sólo que es una heroína, una mujer que sufre un naufragio y que llega a la isla de Cruso, así, que son dos náufragos nada más que Cruso no quiere que lo salven. "Suponga -le dije- que un día nos rescatan. ¿No lamentará no llevar con usted al regreso algún tipo de diario de estos años de naufragio para que todo cuanto ha pasado no muera en el olvido?...-Nada está olvidado -replicó. Y añadió-: Nada de lo que he olvidado merece recordarse". Pero en su lectura encuentras a un Cruso con otra perspectiva distinta él realiza un trabajo sin sentido preparando un terreno para sembrar pero él no tiene semilla espera que otro que llegue las traiga consigo; para la heroína de Coetzee este tipo de trabajo es absurdo pero él contesta de un modo admirable: "no todo aquel que lleva la marca del naufragio se siente náufrago en el fondo de su corazón".

Yo creo que todos llevamos la MARCA DEL NAUFRAGIO, a veces nos vemos sumergidos en el mar de la vida que dudamos a dónde nos conducirá esto o aquello; las circunstancias son tan cambiantes que nos sentimos náufragos pero el mar que es el principio del naufragio también representa LA SALVACIÓN de que aparezca la presencia de alguien que nos acompañe en nuestro naufragio. También se encuentra la otra lectura de la novela la de los hombres o mujeres ISLAS, aquellas personas que no quieren que los salven, de los que viven aislados y hoscos. Claro la soledad es algo que se degusta irremediablemente pero es una soledad acompañada "no todo aquel que lleva la marca del naufragio (SOLEDAD) se siente naufrago (SOLO) en el fondo de su corazón". Creo que te escribo esto porque no creo tener la fortaleza de decírtelo de frente, los sentimientos son los mismos pero a veces no encuentran un vehículo adecuado de expresión, a estas alturas en que leas este mensaje posiblemente me encuentre lejos de ti, mi mensaje es una botella de S.O.S espero no haber tardado en enviártela.

sinceramente: Heródoto....

6 de junio de 2008

Entre Descartes y ella...


Ella cuenta las estrellas y yo a las horas;

ella sabe de matemáticas

y yo desconozco la poesía;

ella duerme con la certeza

yo tengo de almohada a la duda;

siempre seré el reloj


ya que ella siempre ha sido la arena...

5 de junio de 2008

Una historia para narrar...



He tenido un amigo que se canso de ser hombre, se apoyo en un árbol y desapareció; nadie me cree la historia, también he dudado de ella, hasta que desapareció el árbol...