La belleza se encarnó en un par de ojos pardos, en un rostro salpicado de luz, de alguien que tiene un nombre de batalla ganada, ella y quisiera transcribirla, para que el tiempo permaneciera y las despedidas no fueran a través de un simple adiós, que la mirada recorriera kilómetros; realizar la magia del escritor con sólo escribir su nombre, ella estaría aquí conmigo. Y después de buscarla quinientos millones de años, ella llegó a mí; ella que ahora es mi palabra, y con gusto le escribiría una carta iniciando: "amor mío...hoy fui por ti el trueno, la lluvia, el relámpago, la tormenta...
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