ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







30 de mayo de 2009

CREADOR DE MÁSCARAS



“Todo espíritu profundo tiene necesidad de una máscara”.
F. Niezstche.

“Más allá del bien y del mal” Apartado 40.

El Místico como Rey Misterio como Blue Demon Jr., utilizan una máscara, como el maquillaje que usan las rubias oxigenadas tales como Paulina Rubio o Madonna o como mi vecina o como la que me corta el cabello o la que me extiende un boleto para asistir al concierto de Vicente Fernández; también Don Vicente lleva una máscara cuando sube al escenario y entona aquella canción de Joan Sebastián: “Un millón de primaveras”.
Y al mirar al que ésta a un lado mío que canta a coro la estrofa: - “Te molesta que te hablé de mi amor”-; observas su enmascaramiento y cada uno de los que se encuentran en el concierto; buscas la salida y te topas que también los policías traen máscaras, a pesar de estar uniformados, no son iguales y cada quién resguarda la profundidad o superficialidad de su ser.
Abordas un taxi y el taxista ensimismado quiere arrancarse la máscara, quiere descubrir su rostro a alguien que jamás volverá a ver, pero tú como él, llevan el mismo disfraz, necesitan un breve golpe de vista, para descubrir que es mejor seguir ocultando cada cuál su misterio; mejor rompes el silencio y le solicitas que te lleve a la cantina de “Las Fuentes”.
Te deja a la entrada de dicha cantina y en la entrada, se encuentra una tarima, que esconde a los que habitan este lugar ruidoso, envuelto en infinitas volutas de cigarro, abres la puerta y al entrar, se queda oscilando como un par de campanas en un pueblo olvidado; te sientas en la barra, el tabernero no te pregunta: -¿qué es lo que deseas tomar?-
Coloca una copa de whisky en las rocas, sólo te menciona que es cortesía de la casa y te da la bienvenida; al darse la vuelta su rostro se refleja en las innumerables botellas de licor y su rostro se multiplica y cada reflejo te conducen a distintos niveles de un mismo laberinto; prefieres para borrar esta horrorosa imagen, la presencia de una hermosa mujer, levantas la mano para que te haga compañía, es como la que describe Joaquín Sabina en su canción "19 días y 500 noches": -“la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta”-, te da una ficha de color rojo, como si te diera una señal, alguna protagonista de las novelas de Robert Louis Stevenson, la ficha la guardas en tu saco, sacas tu billetera y le extiendes un billete en donde la imagen verde de Sor Juana Inés de la Cruz, intenta decirte que el afecto que buscas en está mujer nunca lo vas a encontrar, al final se marcha, porque le resultaste aburrido o porque no le gusta tu sonrisa la interpreta que es muy forzada.
Prefieres despedirte del tabernero pero antes de irte el cuerpo te exige una parada obligatoria a los baños, llegas a ellos y te encuentras con lo inesperado, no hay una superficie plana que te refleje, por ello, te acercas nerviosamente al agua que se estanca en el inodoro, para reflejar tu rostro, pero no lo logras, abandonas el baño y a la cantina; con el rostro seguro, con la máscara en las manos, sabes muy bien que nadie ha notado en donde llevas puesta tu verdadera cara, simplemente el amanecer de esta ciudad es testigo de tan singular Revelación.

Heródoto.