ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







19 de diciembre de 2008

Poema

Carta a papá

Amiga sé que te estás muriendo

Narrador de Historias...

Carta a mi mujer...


Querida A.V.:

He estado leyendo sobre la “utopía”; es un tema olvidado o poco estimado dentro de los filósofos; es sobre el sentido del futuro, algo que estamos perdiendo, hoy en día: la esperanza.
Nuestro filósofo de cabecera, Xavier Zubirí lo llama “irrealidad” puesto sobre lo real siempre estamos planeando algo que no está en el momento presente, por ejemplo: “mañana que te vea te voy a recitar un poema de Neruda”, aún no llega el momento pero ya de antemano me memorice el poema: “el viento en la isla”, estoy seguro que te va a encantar, pero aún no estamos en aquel momento futuro; la “utopía” tiene que ver con esta “irrealidad zubiriana”, está irrealidad que se está forjando, en realidad; a partir de mi escritura hasta el punto de volver a verte.
Mientras investigaba sobre el tema me encontré con un mito peruano, supongo; sólo dice el autor que pertenece a unos “mapuche”, te lo transcribo textualmente:

· “Estaba el Creador y decidió mandar a un ser creado por él y arrojarlo, lo creó y lo arrojó. Este ser se estrelló contra la oscuridad y quedó medio atontado, porque el golpe había sido demasiado fuerte. Entonces, el Creador decidió mandar al espíritu de la mujer para que despertara al ser que había quedado atontado por el golpe. Lo empezó a despertar poco a poco, y por cada miembro que le iba despertando, se iban creando las cosas del universo, así cuando le despertó los brazos, se crearon las montañas, cuando le despertó las piernas, se empezaron a crear los ríos, cuando ya casi al final, le despierta los párpados y los ojos, se crea todo el universo de las estrellas y el firmamento. De ese modo se fue creando el mundo, sin embargo se le olvidó despertarle el corazón; el corazón tuvo que empezar a despertarse solo y de ese tener que despertarse solo, nació el hombre, que en realidad, todavía no despierta bien del todo, por eso, está condenado a pensar, porque no entiende, porque recién está despertando, porque solamente es una criatura en la tierra”.
[1]

Quizás estoy aun atontado, será como dice el mito, apenas me estoy despertando del golpe, pero el corazón de un filósofo se despierta solo, este corazón que piensa solo y no hay nada que le indique que la mujer se encuentre cerca, está cada vez más lejana, a mí me gusta pensarla: “irreal”, me gusta pensar que aún está por encontrarme, que lastima que no hayas sido tú, la que me despierte de este sueño de letras.
Pero te das cuenta de algo, que estoy consciente de que duermo y desde este somnolencia trato de escribirte, te das cuenta que a pesar de todo no esta solo el corazón porque está constantemente pensando en ti: "la despertadora del filósofo"; en realidad, no pierdo la esperanza de amarte, lo que resta de mi vida, por ello, lucho contra las circunstancias que nos separan irremediablemente.

Estoy escribiéndote y estoy a la vez, fraguando mi “utopía”, estoy preparando mis armas contra un mundo que trata de mil maneras de destruir a la esperanza y a sus soñadores, quiere ex
tinguir a cualquier precio a los futuros hidalgos de la mancha; a los futuros caballeros que para pelear contra el enemigo necesitan el amor de una mujer; este amor es el que reclamo a los dioses, este amor tuyo tan lejano, tan irreal, pero mientras estés aquí en este mundo, en esta época, la esperanza es la que me da la fuerza de esperarte.

Tuyo Heródoto.





[1] Rueda de conferencias: “el sentido sobre la utopía”: segunda conferencia “Utopía y Lenguaje” de Raúl Zurita. Estudios Públicos número 35; tomado del internet.