ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







11 de marzo de 2009

Correspondencia



Estimada musa:


El deseo de que nuestras preguntas

obtengan una respuesta

es idéntico a ese otro deseo

de abrazar o ser abrazados

por otro ser humano.

J.M. Coetzee frag.

tomado de la novela FOE.

En Filosofía se piensa que cuando formulas una pregunta no necesariamente debe haber una respuesta, en palabras de San Agustín que antes de santo es un filósofo dice: "Es mejor seguir buscando que encontrar".

En la medida de profundidad de la pregunta se trata de encontrar el origen, el por qué de nuestra existencia ¿quién soy? ¿de dónde viene el mundo? son preguntas netamente humanas legítimamente filosóficas.

Y si pasas a otro grado al preguntar ¿quién es el otro? te encuentras en otros terrenos, el aire es distinto, la visión proviene de lo amado es completamente mágico y terrenal, la dualidad se en todo su esplendor: ángel-demonio, rosa-espina, encuentro-despedida, vida-muerte, patria-exilio, etc.

Por ello, me dedico a la escritura, a labrar en letra lo endeble y efímero, lo pasajero, lo que no se puede detener en las manos como el viento, el mar, las lágrimas o la arena del desierto. En la escritura se pueden lograr lo incontable, lo majestuoso hasta llegar al fondo del fango lo inestable, el perjurio, la ingratitud y lo detestable.

La pluma produce demonios y seres angelicales,crea patrias para los exiliados, reinos que dirigen los don nadie y fracasados, dignos ejemplares de nuestra vida humana. También re-escriben los amores imposibles les dan el matiz para sustentarse en el aire que respiras.

No siempre se logra el efecto deseado por ello se dice que cuando escribes algo ya no te pertenece sino que se encuentra a la merced del lector darle desde su óptica un nuevo significado. Las cartas que ya no se utilizan tenían este encargo hacer y deshacer lo tejido por el amor y el desamor. En un estira y afloja perpetúo, en un borrar y reescribir la escritura, sobre tu nombre otro nombre y que al final resulta ser el mismo.

La maldición de los que leen es escribir, donde terminó equis autor continuar su historia que por cansancio o desesperación lo abandonó; hay otro adagio que ilustra lo que quiero decirte: Un texto nunca se termina sólo se abandona.

En todo naufragio se encuentra siempre un sobreviviente para contar la historia, los que nos dedicamos a lectura-escritura somos sobrevivientes de nuestras propias historias: las que vivimos, de las que nos cuentan otros o las que vivimos con otro naufrago.

Es curioso dejar que las cosas solas tomen su justa medida, es naufragar y dejar que la corriente te lleve a una isla o algún continente desconocido.
Por ello, no te llamo, por ello, no voy junto a ti y te leo está larga carta, es mejor aguardar y de repente abandonar esta empresa sin ningún motivo aparente.

Y después vendrás y tratarás de imaginarme en el momento de escribirte estas palabras, continuarás las huellas que dejé no por lograr un objetivo sino por el simple hecho de caminar en la playa de nuestros recuerdos.

En fin, creo que está vez me ganó el temple de escritor, un temple absurdo es como llevar un paraguas en medio de una tormenta puesto que el agua moja por todos lados.

Testaruda tarea la mía de llevar el paraguas abierto y no poder cubrir tu cabeza de la tormenta...
Tuyo Heródoto.