ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







31 de diciembre de 2009

Sobre la palabra emplazar...


Sobre la palabra “emplazar”.

Emplazamiento. m. Situación, colocación, ubicación.

Emplazar (1). (De en- y plazo). tr. Dar a alguien un tiempo determinado para la ejecución de algo.││2. Citar a alguien en determinado tiempo y lugar, especialmente para que dé razón de algo. ││3. Der. Citar al demandado con señalamiento del plazo dentro del cual necesitará comparecer en el juicio para ejercitar el él sus defensas, excepciones o reconveciones.││4. Cineg. Concertar (││ir a los monteros con los sabuesos).

Emplazar (2). (de en- y plaza). tr. Poner una pieza artillería en determinado lugar. ││2. Poner cualquier otra cosa en determinado lugar.
Emplazador. m. Hombre que emplaza.

Fuente: Real Academia Española. Diccionario De La Lengua española. Vigésima segunda edición. Vol. 4. (coscarse-engatusar). España. 2001. p. 602.

Sinónimos.
Emplazado
, situado, colocado, ubicado, estacionado, apostado, instalado, orientado, dispuesto, plantado ││Citado, convocado, requerido, intimado, llamado, exhortado, mandado.

Emplazamiento, colocación, situación, ubicación, estacionamiento, disposición, postura ││ Citación, convocatoria, requerimiento, intimación, llamamiento, exhortación, orden, mandato.

Emplazar, colocar, situar, ubicar, poner, estacionar, instalar, disponer, orientar, implantar, dirigir, alinear ││Convocar, citar, ordenar, exhortar, llamar, intimar, requerir, mandar.

Fuente: Gran diccionario de sinónimos. Fernando Corripio. Bruguera Mexicana Ediciones S. A. México. 1977. p. 434.


Se emplazan mis cosas cuando te escribo, se emplazan las horas y los días, se emplazan hasta las palabras que guardo en la boca, me emplazo irremediablemente, me envuelvo de mañanas y despedidas, me envuelvo del hálito que deja “el ya pero el todavía no”, el hálito escatológico de mi biografía, me emplazan las lecturas del periódico, las charlas que realizo alrededor de mi taza de café, estas vueltas de tuerca de tu nombre, cuando lo nombro sin resonancia de futuro, cuando el asombro se me hace sombra, cuando el día murió en su muy quieta cotidianidad, cuando no he salido de mi limítrofe onírico, me emplazas cuando te sueño, me emplazan tus besos, tu saliva que mi paladar recuerda cuando liba en otras bocas, emplazas a las otras que me llaman de madrugada, contándome lo que vivo siempre: la monotonía de la espera, la espera emplaza al tiempo, al espacio, al vacío, la nada, el silencio, la soledad, la sensación fría de estar solo, como no querer que el emplazador eterno me emplace de ti, de tu voz, de tu rostro salpicado de pecas, de tersa melena oscura, bien se dice que no es cuando uno quiere se mueren los recuerdos, ojala los recuerdos sean cigarrillos que al encenderse se consuman, que alivio sería que tu recuerdo se desvanezca entre mis dedos como humo blanco, pero este humo sólo emplaza tu cuerpo; la noción del emplazamiento lo viven los escribientes, el que escribe se emplaza al verificar que “ en nosotros no hay profundidad nada más aquella que ofrece nuestra piel” ( lo dijo con otras palabras André Gide), esta escritura mía se emplaza a sí misma porque nunca termina, es más, dudo mucho que halla andado de papel en papel, dudo tanto que esté estampado mi nombre en algún papel que nos sean los documentos oficiales de identificación, si no fuera por ellos, mi duda llegaría al extremo de mi propia existencia, sino que de Descartes me he curado que dudar de que existo cuando siento es una duda absurda, pero en sí es una duda válida, cierta no, pero legitima al que la exprese; pero todo lo que se emplaza en el tiempo y en el espacio, llega a un punto álgido, el del encuentro, el punto de llegada, a veces sucede, que uno llega sin la otra mitad de nosotros, sin habernos encontrado a nosotros mismos, llegamos sin sombras, con nuestras noches en vela, caemos agónicos, sin reservas, acudimos con nuestros gritos en silencio y nos sucede como en los cuentos que tenemos más la semejanza de una rana que al de un apuesto príncipe y para colmo de los males, la que necesitamos que nos descubra, lleva gafas oscuras de “LACOSTE”; lo que ha hecho el emplazamiento en nuestras personas, es llevar a todas partes: “La otra cara de la realidad”, según Octavio Paz o “La irrealidad de la realidad”, ateniéndonos a lo que dice Xavier Zubirí, se deducirá que es lo que ocultamos, lo que guardamos celosamente, pero no es así, porque sí extendemos el pensamiento de Gide, el emplazamiento culminante somos nosotros mismos.


Heródoto.

24 de diciembre de 2009

Diario

19 de octubre...

Son las cuatro en punto de la tarde, el lugar el ex-convento del carmén, el motivo era el augurio de las aves que dejan cuando sobrevuelan por nuestras cabezas y nunca más se volverán a cruzar con nuestras miradas.
Como deseo que no llegues, pero eres puntual, raro en una mujer, te ves hermosa y aún en la distancia que me establece el recuerdo no pierdes ni brillo ni contraste, te pido que me sigas a una cafetería al D-VAL, sólo yo pido café, tu sólo me miras y te acaricias tu cabellera con tus manos, al final, salió de mi boca está palabra que aún hoy, no se habitua a estar conmigo, sólo que esta palabra es más que palabra, es sonido metálico, es vidrio oscuro, es veneno digirido por una ballena, esta palabra tiene su reino y su lógica propia, nada que le diga o calle, le resta fuerza ni energía, he sentido su capacidad asesina de tragarme completamente, de encerrarme en su oscuro reinado, y como son las circunstancias, a esta palabra yo le otorgue libertad y vida, de mi boca nació y creció como un sauce, tu me mirabas sorprendida, querías gritarme que me callara, pero tu grito nunca llego a tiempo, y te dije al oído: adiós guardiana.
19 de noviembre.
Llevo un mes sin verte, sin hablarte, sin tocarte, sin nombrarte, dicen los que saben que los vicios son productos de nuestras propias frutracciones, por eso creo que he adquirido el hábito de fumar, cada cigarrillo, se desintegran en poemas persas, que dejan un alivio a este pobre vicioso, cada cigarro desprende todo el recuerdo tuyo, a veces pienso que esta liturgia, esta destinada al fracaso, es decir, no logra un ápice de olvidarte aunque sea un momento, tu recuerdo se instaura con decisión, la distancia hace que uno delire, y tu recuerdo se me metamorfea, adquiere forma de murciélago, de oruga, de ave de rapiña, de ciempies, de columpio o de banca, a veces cuando la soledad es insoportable me dan las naúseas de escribirte, de llamarte, pero la voz grabada del servicio de Telcel, me informa: "lo sentimos el número marcado ha sido cambiado o esta fuera de servicio", sólo como un idiota fumo sobre una banca.
19 de diciembre
Se acaba el año, se acaba navidad, se acaba el mes, pero la impaciencia y este malestar de lo que pudo haber sido, me golpea el pecho, hoy fui a parar al doctor, al parecer tengo síntomas de neumonía, como todo buen galeno, me prohibio el cigarro, ¿Por qué mejor no me prohibe vivir? Le prometí con la cruz en la mano que hare caso a sus indicaciones, al salir del consultorio compré 90 cajetillas de delicados, espero exterminarlos lo que resta del año, y de pronto recuerdo que en cuatro días ella cumple años, vaya que el fin de año no puede estar más amargo que la nicotina que fumo, en fin, recuerdo la voz de mi abuela cuando le decía a mi madre con aquella tranquilidad que sólo los viejos son capaces: "de algo Martha se tiene que morir tu hijo", que sabia mujer de algo debo morirme pero estoy como el título de una obra de Kierkegaard "ni lo uno ni lo utro"... ni vivo ni muero sólo vegeto recordando...

9 de noviembre de 2009

EJERCICIO PARA OLVIDARTE


Metodología: Utilizando una moneda de diez pesos.


Lo único que tengo en mis manos, es una moneda de diez pesos y me pregunto: ¿Para qué servirá esta moneda que no sea para compra-venta? Mientras espero que me llames (caso que nunca sucederá), empiezo con sus posibles usos:


Me sirve primero como pretexto para olvidarte, para cerrarte los ojos cuando te mueras, para aliviarme del stress. como amuleto para la buena suerte (que buena falta me hace), para espantar al perro de la vecina, para tatuarmela, para echarme un volado: cara voy a buscarte, águila me quedo esperándote, para separador de libros, para hacer magia, para tapar la luna, para botón de mi abrigo, para malabares en la cocina, para recuerdo, para coleccionarla, para raspar un boleto de premio instantáneo, para portar tu retrato, para desarmador, para medir el sol, para sombrilla de una hormiga, para sombra de una margarita, como llanta de repuesto para un carrito de juguete, para identificarme como santo y seña, en una cofradía que hacen llamar "Los victorinos decimonónicos", como anillo de boda, para reloj, para cambiarla por un poema, para la rayuela, para destapar las cervezas, para ficha de dama inglesa, japonesa y serbia, como sonaja para el niño que todos llevamos dentro, como pin, para llamar a tu puerta, para nivelar la mesa en donde te escribo, como fusible, para fundirla, como porta velas, para futbolito, para lacre, para extinguir cucarachas, como expansor para el lóbulo de mi oreja, para sellar cartas, para pulsera, como medalla, para parche, como hebilla, para arete de pirata, como pisa papel, para hacer bromas, para llamar la atención de la chica de enfrente, para romper el cristal de tu ventana, para colocarla en la vía del tren, como molde, para tapar botellas, para el retachito con los cuates, como tapón del lavabo, para contagiarte de influenza, para cambiarla por otra moneda y así cambiar de relato, para pedir un deseo, para el mal de amores, para que vuelvan las golondrinas, para espantapájaros, para las despedidas, para el no me olvides, para la cruda, como cura de los desesperados, para escribir en un blog, para invitarte a ver que haces con ella, como identificador de mi perro, para atrapar una burbuja, para sostener un grillo, como tarima de escarabajos, como pista de aterrizaje para las libélulas, para arrepentirte de escribir este texto, para rayarle el coche a tu novio, como herramienta, para sembrar una semilla, como tiro al blanco, para pegarle al gordo, para rezarle a Santo Tomas de Aquino, para escribir en la pared, para dejarla olvidada en el tren, para obstruir un hormiguero, como llavero, para cuchara, para dejar huellas, como botón para interruptor de mi lámpara de escritorio, para hacer una fogata, para sacarla del mercado, como moño para tu regalo de cumpleaños, como pieza de ajedrez, para ficha de dominó, para el turista, para los palillos chinos, para pensar que mañana te veré, para escribirle tus iniciales, para partirla en dos (y que tu te quedes con la mitad de ella), para rompecabezas, para enterrarla, para el altar de muertos, para bajar una pelota de un árbol, para que ya no llore un niño, como símbolo, para ahogar un animal, como anzuelo, para sacarle las escamas a un pescado, como localizador para los lagartos, como antena para radio, como yo-yo, como imán para tu refrigerador, como tapa para tu zapatilla, como promesa para no fumar, para atraer tu atención para que leas éste texto, para que regreses como la noche, para llamar las lluvias, para la buena cosecha, para rasgar el viento, para peinar tu caballera, para ver pasar el tiempo, para morir lento, como juramento de caballeros, como promesa de regreso para los que se despiden, para ancla de un barquito de papel, para tirarla al río, para hacerme una bala, como punto de encuentro, para rascarme la cabeza, para pensar en que va acabar éste texto, para alinearte los astros, en fin, para que tu continúes qué hacer con una moneda, cuando estas preso de la apatía...

6 de agosto de 2009

Boceto



"Yo soy", el que descubrió el juego del "encantado" o de los "encantados"; "Yo soy" que al tocarla: la "encanté", así, inmóvil la dejé, a tal punto, que a un pintor obstinado, le sugerí que le dibujará una rosa roja, sobre su oreja izquierda; pero él prefirió, pintarle un par de alas de mariposa y al verla de nuevo, decidí no jugar más, me coloque a su lado, como un guardián celoso, con el hermetismo de un baluarte y la consistencia de una estatua; éste pintor obstinado, soltó el pincel y tomó la pluma y escribió por tercera vez: "Yo soy" y al ver su obra concluída, firmó con su mote más favorito: Barrilito.

27 de julio de 2009

Todo está aquí...



Todo está aquí: la hora en punto en el reloj de la Iglesia, marcando las ocho de la mañana, la señora del puesto del periódico, colocando los titulares de los periódicos locales, el semáforo en rojo, esperando que pase el señor de la silla de rueda; yo personificando un estudiante universitario, de aquellos que ya no se ven seguido, con su libro abierto: leyendo.
Esperando el trolebus, retiro mi mirada del libro y de repente te materializas, con tu rostro blanco salpicado de pecas, me miras como si miráras una luciérnaga, en medio de un bosque en llamas, es decir, te parezco absurdo y lejano.
Se detiene el trolebus, nos subimos y cada quien toma el lugar de siempre: yo el primer asiento y tu prefieres el último, pegado a la ventanilla, me cuesta observarte, pero hago lo posible para voltear a verte, y tu sigues impasible, innamovible, como si llevarás días viajando, como si un recuerdo te arrebatara el presente, a mi modo, intento en no creer en la fuerza que tiene un recuerdo, lo mío no es la memoria sino el olvido, pero este ejercicio de escritura, subyace el enfrentamiento: el que olvida solamente recordando.
Trato de arroparme en las páginas del libro, lo cierro y leo en voz alta el título: "Las Ciudades Invisibles"; y sucede que al voltear a verte, tu has desaparecido, te bajaste en la esquina anterior o estas esperando nuevamente a que pase el trolebus en la esquina siguiente, por eso, para mí, es mejor leer en silencio, no perturbar en la palabra al recuerdo, que el recuerdo permanezca sujeto y no predicando, porque el recuerdo acude a mí, como aún poseído.
Este ejercicio de escritura, concluye con lo que le hubiera gustado empezar al escribiente:
"Todo está aquí, la basura en el mismo lugar de siempre, tirada sobre el suelo del trolebus, la mirada del señor calvo que refleja un cansancio meditabundo; la señora que no tiene en que entretenerse que nos observa detenidamente: a tí con tus manos blancas y yo con un libro cerrado, ajeno y oscuro; los dos viajando a través del tiempo; una y mil veces".

1 de julio de 2009

Correspondencia #2


Querida ave:
¿Todo lo que he escrito es real o es simplemente una historieta? Es lo que una vez, antes de marcharte, me preguntaste, por el brillo de tu mirada intuí que no esperabas que te la respondiera, y todos los días y todas las noches, desde que me abandonaste, no he dejado de cuestionarmelo, y en realidad, no sé, sí a estas alturas, quieras conocer la respuesta.
Espero aclararte tal dilema, espero que el crucigrama de mi vida, pueda por una vez, resolverse y podamos despedirnos, y esperar que al pasar nuestros días, podamos un día lejano, conversar al calor de una fogata.
Inicio diciéndote que toda mi escritura es y ha sido una falsa, una mentira, un simple sueño de un adolescente permanente, nada es cierto, los personajes, son reminiscencias de mis lecturas: Heródoto no existe, la Guardiana nunca lo fue, el Explorador es un intento de aparentar lo que nunca he sido, El Aquino es profundamente un Santo y Filósofo que nunca comprendí, que las hormigas es una parodia de mis prisas absurdas, el que escribe es sólo esto: una simple letra que nadie puede recordar.
Y que el esfuerzo que hago para concluírla, es el mismo esfuerzo, que hago para olvidarte, y sé que el epígrafe, va hacer cumplido al pie de la letra, al terminar de escribirla, te he de perder irremediablemente, quizás por ello, me extiendo y no quiero terminar de escribir, en verdad, será mejor abandonar la empresa, que se quede como un grito perdido a media noche, una bala que aún está por impactarse, el ir a tí, ha sido arriesgado, es brincar en un abismo, y como la protagonista de Lewis Carroll, aún no termino de caer.
Y la pregunta se ha mutado, como todas cuestión primogenia: ¿la escritura siempre ha sido real? En la respuesta creo que esta también la posibilidad de volver a iniciar lo comenzado.
Heródoto

19 de junio de 2009

Corazón o Carne (IV parte)


13

He tomado mucho o he tomado poco, lo cierto es que estoy apunto de vomitar, toda la noche me la he pasado en una cantina, en donde me han otorgado “crédito”, el dueño del negocio, se ha percatado del mal que me ha estado consumiendo poco a poco, ha sido una noche sin igual, -Seyla se ha marchado de la ciudad-, esto lo deduje de una carta que me dejó con “tú”, sólo he podido leer sólo un par de párrafos, en mi embriaguez sus palabras las degusto con amargura: “ahora y quiero abrirle las entrañas a esta palabra para ver si contiene el tiempo o le pasa como a nosotros que nos consume sin cesar”.




Ella me había prometido que nunca me escribiría una carta, ahora sólo obtengo de ella, unas hojas preñadas de letras, letras que no me indican nada, como si estuviera aprendiendo un nuevo idioma, ahora en mi embriagues recuerdo una oración a la santa muerte que mi tía la solterona repetía incansablemente todas las noches:



“Muerte, tú que andas por el mundo en calles, montes y colonias si encuentras a: Seyla, no la dejes pasar pon en su mente mis pensamientos, si está sentada no la dejes en calma, si está durmiendo que me sueñe y que nunca duerma tranquila ya que un niño ha de oír llorar siempre. Santa muerte yo te conjuro la señal que te pido me has de dar, cada vez que encienda un cigarro, la ceniza tiene que caer en mi mano y si está ansiosa por hablarme, su boca ha de abrirse y como esta oración, ella ha de venir a cerrar mis labios con su boca, ha de venir mansa y desesperada, humillada hasta las plantas de mis pies. Alma de los cuatro vientos que a levante guió a Marco Polo y a cualquier otro explorador, quiero que me traigas a Seyla y que los siete espíritus y las siete ánimas cambies sus amores y vuelva a mí, envuelta en tu gran poder ¡0h santa muerte! ".




Al final sólo recuerdo que llegaron los mariachis, sólo les pedía como José Alfredo que me tocarán: “la que se fue”.



14



La carta de Seyla te la escribí yo… hasta la cruda se me esfumo como la imagen de Seyla al ver frente a mí la figura de “tú” que tenía un parecido al venerable “Buey mudo de Sicilia” y en nuestros tiempos no dista mucho de parecerse al celebre Shalquille O´ Neal.



- En español compadre que no me cabe la idea de que “tú” hayas escrito esta carta que casi me mata de congestión alcohólica.



-Te explicare, pero primero debes guardar un secreto no le digas nunca a Facundo y Dominó, de nuestra plática ¿aceptas?



-Me crees un hombre sin palabra, claro que acepto, y te juro que de mí nunca saldrá esta charla contigo.



-Bueno, si es así, salgamos de este tugurio, infesto y mal oliente, caminemos hacia la plaza tapatía, me encanta ver caer el agua de las fuentes, quiero respirar a todo pulmón aire fresco.
Caminamos en silencio un buen rato, creí que “tú” estaba sumergido en su mundo y que esta promesa se desvaneció en el mutismo de mi compañero, hasta que se acerco a una banca y me hizo la señal de sentarme junto a él.




- Un hombre no debe de hablar mucho puesto que sus palabras deben volver realizadas, un hombre prudente ahorra esfuerzo, su verdadero interés es forjar palabras, una vez formulada, con el poco aliento que le queda soltarla levemente, ella extenderá sus alas, se volverá golondrina, le saldrán patas veloces, sí necesitara cruzar el océano o un río construirá aletas capaces de surcar aquellas aguas, nada le sería imposible, todo porque tiene trazado un camino, nada la puede detener, -¿entiendes esto AK?- y a su regreso no tendrá la imagen de ave, ni de animal veloz, ni mucho menos la figura resbalosa de un pez, tendrá la imagen del cuál y por el cuál fue creada, tendrá el sello del que habló pero a la vez de la oyente, será más fresca que el agua a medio día, relucirá más que una estrella a media noche, será la imagen de la que despierta al hombre que vive en ti, en mí o en el que sea. Lo único que me encargo Seyla es que te enterarás que ella me dictó la carta, yo sólo pulí el estilo y la forma.



15



Sobre la mesa “tú” dejó el dibujo de un cómic una chica con uniforme de escolar, sosteniendo una carta del tarot, en sus ojos esta a punto de estallar una tormenta, parece una chica alejada y perdida para su amante; como si fuera el alter ego de “tú”, un tipo también extraño y lejano, fue la primera vez, en que una noche un hombre no quería recorrer mi cuerpo con sus manos, exigía otro tipo de caricia, quería escuchar historietas, palabras capaces de formarse en imágenes, quería terminar en una noche esta historieta, fue preciso escribir hojas tras hojas, rayar y corregir, después romperlo todo y volver a empezar de nuevo, después el silencio incomodo del no saber que más decir o el cómo continuar contando, en verdad, no fui testigo de lo escrito, ya estaba apunto de amanecer, cuando él de pronto se paró de la mesa, con unas hojas escritas con una caligrafía simple y limpia, sólo memoricé una oración: “ahora esta palabra con su resorte de niebla”.




- Mañana le dejo la carta AK en el hotel, es posible que ya no te vea, tengo que partir quiero volver a casa, a mi también me da nostalgia escribir sobre los distantes, los ausentes, los perdidos, los extraviados, de los decaídos, de los absurdos, de los amorfos, en fin, de la compleja naturaleza humana.



Después que se marchó, quede completamente dormida, me soñé escribiendo, escribía sueños de otro, tenía cada palabra un sabor que al dejarla impresa en el papel desprendía un olor a fruta agridulce, al acariciar aquellas letras tenían la textura del durazno, por cada letra escrita se abría a mis ojos un jardín o una plaza o se avisaba un conjunto de islas o daba la apariencia de una inmensa ciudad sumergida, con sus callejuelas y en una de ellas el hotel París, me vi envuelta en esta ciudadela, nadé lo suficiente hasta llegar al hotel, en la entrada la madrota flotaba y entre los dedos de la mano colgaban todas las llaves de las habitaciones, a un lado del mostrador la guitarra de Domino, observe que en cada cuerda reventada tenían amarradas a un plástico azul, mi nombre seguido de otro, continué abriéndome paso entre tantos cuerpos de amantes no sólo míos sino el de las otras mujeres, llegue como pude al veinticuatro, y la cama por capricho de alguien se mantenía arreglada, pero encima de ella, yacía el cuerpo desnudo de AK, como si la muerte dejará en su rostro un rostro pacífico a pesar de las despedidas de tantos amores perdidos, sus labios apretaban los jirones de una carta que nunca me envió, no pude soportar más y desperté porque no quería ver más esta escena o porque tenía planeado abandonar ese día la ciudad y se me estaba haciendo demasiado tarde.



16



¿Por qué volver un lugar común, un lugar árido e intransitable? La autobiografía es esté lugar común, donde todos dicen “yo”, pero este es un oficio sobre la escritura patentar hechos que nunca ocurrieron, por ello, es un arte la escritura esconder lo que sí fue un suceso, sobre lo que nunca ocurrió y amalgamar todo esto que conforma nuestra historia personal.



En el hotel París, lugar en donde trabajo a partir de las siete de la tarde, entran jorobados, vejetes, decadentes, arruinados, solitarios, enfermos mentales, genios desorientados, y al salir, después de un ejercicio físico extenuante se sienten: conquistadores, exploradores o poetas, se levantan entre sus ruinas para construirse una ciudad amurallada, y no es que sea una caprichosa diosa ni una Dido a la inversa ya que ella primero los tomaba como hombres y después terminaban hechos unos cerdos, en consecuencia, puedo asegurar que mi arte lo fui aprendiendo, no se me impuso, fue algo que opté, y fui haciendo mi destino en ser la prostituta más recurrida, de la cuál, muchos se han enamorado, muchos han querido formalizar una relación monogámica, en realidad, no es lo que deseo y no lo deseo por el simple hecho en que cada vez que me acuesto con un hombre me siento cada vez más libre, cada vez más yo, este cuerpo es mío y sólo por unos momentos, a cambio de una retribución otras manos acarician lo que nunca podrá pertenecerles: yo llamada “Seyla”.



Me prostituí por vez primera cuando cursaba el tercer semestre de preparatoria, no era buena en una materia, el maestro no tenía otra opción, según me comentó, a no ser que me convirtiera en su amante, entonces era posible que aprobará la materia, y así fue, pasé esta materia y pronto se corrió la voz entre los maestros que me daban clases, ellos me reprobaban y yo a cambio me dejaba acariciar, desnudar y poseer por sus lascivos deseos, uno de ellos, me cogió sin quitarme el uniforme escolar y fue sobre el escritorio en que me envistió como corcel en carrera de muerte, lo disfrute como nunca lo había experimentado, el resultado fue que termine la preparatoria, me encanto el sexo a cambio de algo, a cambio de lo que me dieran nunca era suficiente a lo que compraban.



Después con el tiempo, acudí a un Dance´s Club, en donde la cosa era más sencilla, bailar, realizar acrobacias sobre un espacio pequeño, sosteniéndome en un tubo que no sólo atravesaba el techo sino mis sueños y mis días, conforme pasaba temporadas en un solo lugar, los clientes terminaban en olvidarme, cada chica nueva era una enemiga que me robaba la aprobación masculina, así que cuando salía a la pista y no recibía nada más que vituperios o empezaban a corear el nombre de otra, era el tiempo de salir por la puerta de atrás y buscar otro club, hasta que todos los club´s de la ciudad han sido recorridos, cuando el último ya está a más de treinta kilómetros de la ciudad, esto te indicaba que tenías que cambiar de domicilio, de teléfono, pintarse el cabello de otro color, recortarlo un poco, cambiar el guardarropa, elegir otra faceta de tu persona, tenía que cambiar de nombre y de tantos nombres, que el verdadero fue borrado de la memoria.



Después de los club´s acudí a ser mi propia promotora, subí fotos mías al Internet, en donde las frases más absurdas son las que más llamadas y citas reciben, creo que los hombres que nos contratan nos consideran simplemente un cuerpo y nada más, en donde deshacer su propia frustración, de hecho así era, tipos en la mayoría reprimidos, en que sus mujeres gobernaban sus cosas, sus vidas y sus camas, y para eso me contrataban, después del sexo, escuchaba sus peroratas de siempre, la culpa la tenían siempre sus mujeres, me imaginaba a estos señores, volver a sus hogares, después de estar en la cama conmigo, me imaginaba la cara de hipócrita que ponían sus mujeres al sentir el olor de otra sobre la piel de sus delicados maridos, creo que no lo soportaría o vomitaría sobre él o terminaba matándole a punta de golpes.



Terminé aborreciendo las citas a ciegas, citas a moteles o a domicilio, de hecho las citas fueron cada vez menos, entonces decidí en probar suerte en los hoteles de la zona comercial de la ciudad, lugares fijos, como casetas de teléfonos, en donde con unas monedas puedes realizar una llamada y escuchar del otro lado del auricular la voz que siempre amaste. Y fue ahí en donde conocí a AK, fue en esas habitaciones de camas estrechas, en donde por vez primera escuche a la poesía:




"Santoral del sábado: Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad. Das el placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unas monedas miserables (…) Oh puta amiga, amante, amada, recodo de este día de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipócritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono como hojas de hierba y me dispongo a aprender de ti todo el tiempo".