ESTOS ESCRITOS NO ENSEÑAN, NI CONFORTAN NI GUÍAN, Y LA INQUIETUD QUE ESCONDEN ES SOLAMENTE MÍA...















PARAFRASEANDO A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ.







29 de enero de 2009

Taciturno

"Y la musa se hizo carne
y puso su tienda entre mis días".

Hace días apareció lo que todo escritor nunca quisiera y que a la vez, es lo que siempre ha anhelado, que la musa de su inspiración tomé presencia en un par de ojos pardos, en un rostro salpicado de estrellas con una melena tan oscura como la noche que se interna en nuestros sueños y que termina cerrando nuestros párpados.

Ella y es a la única que no le puedo dedicar una larga carta de amor, a la que no puedo recitarle los versos de Girondo, cuantas palabras se quedan atrapadas en la garganta, cuantos momentos quedan postergados por el "quizás", por el "ya pero todavía no", me resulta perjuicioso decir que todo lo que escribo lo he escrito por ella, yo que no he pasado de escribir cartas y nunca una obra literaria con cabalidad.

He llegado al punto de negarme de escribir, llegan a mi mente frases lapidarias como: "primero vivir, después filosofar", primero la vida pero la vida, la que se respira fresca, la que no tiene ataduras, la libertad del momento, la he respirado en el espacio que se encuentra ella, y este espacio hóstil, en donde su horizonte no es el horizonte mío y resulta enfermizo padecer el mal de amores que los poetas han descrito hasta la saciedad, comprobar en tu cuerpo las palabras de los poetas, es peor que tener una enfermedad física esta enfermedad afecta lo intangible lo que nunca se puede tocar, ver que lo cercano se convierte en inmensa lejanía, acudir con los físicos y discutir que la distancia no siempre es la distancia que recorre un cuerpo de un punto a otro, sino que es la que nunca recorrerá.

Muchos han llamado que estar enamorado es como estar hérido, ante estas batallas hay manuales y uno ellos es del venerable Ovidio que recomienda a los primerizos: “Joven soldado que te alistas en esta nueva milicia, esfuérzate lo primero por encontrar el objeto digno de tu predilección (a la mujer que vas a amar); en seguida trata de interesar con tus ruegos a la que te cautiva, y en tercer lugar, gobiérnate de modo que tu amor viva largo tiempo” (..) “Pues te hallas libre de todo lazo, aprovecha la ocasión y escoge a la que digas: Tú sola me places”. Cómo desearía decirle estas palabras, al menos me gustaría que la persona que ama se las diga algún día.






Y éste título de "taciturno" se lo debo a ella que me hace pensar en la imposibilidad de nuestro amor, y sobre todo, en el hecho de recorrer todas las ciudades que he estado, y llegar al punto, de asegurar que todos los rostros que has conocidos, cada timbre de voz, cada mirada, cada palabra, cada silencio se amalgaman en uno, la diversidad se unifica en el rostro que más amas en este momento, el paso que estas dando reune todos los pasos que has dado anteriormente, y estos te conducen hasta el punto que ahora te encuentras.

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